
La Gente de Centro tiene una maloca del tamaño de sus sueños, limitada en el horizonte apenas por la memoria de sus ancestros. La sostienen cuatro estantillos: el Cerro Yupatí (Rio Caquetá), el Chorro de Araracuara (Río Caquetá), el chorro de Jirijirimo (Río Apaporis) y el chorro La Libertad (Río Apaporis). Millones de hectáreaExtensión de tierra correspondiente a una dimensión de 100 metros por 100 metros. Se estima que la deforestación de esta área emite aproximadamente 400 toneladas de carbono.s en las riberas del Río Caquetá o Yapurá, como lo llaman en Brasil. La maloca da cobijo a los pueblos Yucuna, Tanimuca, Miraña, Letuama, Macuna, Barasano, Cubeo, Uitoto, Yeral, Matapí, Carijona, Cabiyarí, Tuyuca, Bora, Yujú-makú, nonuya, “Yainacuna”, entre otros.
La maloca grande de la Gente de Centro en el Río Caquetá fue profanada sucesivamente por caucheros, extractores de quina y balata, pescadores y cazadores de pieles, cazadores de almas a las que había que conquistar y “civilizar” y guerreros que iban para la guerra de Colombia con el Perú a principios de los años 30 del siglo pasado.
Luego llegaron a estas tierras sagradas los guardianes de la Colonia Penal de Araracuara con su carga de presos políticos y delincuentes comunes más perseguidos por el estado. Los traían hasta acá porque este espacio era visto por las autoridades de Bogotá como un infierno verde del que nadie podía escapar.
Con la guerra llegada desde Los Andes a la alta Amazonia en los años sesenta del siglo pasado, y al medio Caquetá desde los años ochenta y noventa, otros “patrones” profanaron la casa grande de la Gente de Centro. Llegaron armados hasta los dientes, con nuevas historias y nuevas promesas de redenciones no pedidas, impusieron su orden, su justicia y sus reglas de acero. Los hijos de la tierra-selva, de la coca, del tabaco, del yagé, de la yuca brava y la yuca dulce “manicuera”, han resistido a más no poder a todas las profanaciones: recurrieron para eso a la palabra dulce, al mambeadero, a los ritos y a la conversa en todos los recodos de la maloca inmensa.
En la actualidad a la casa grande de la Gente de Centro llegó la comisión de la verdad conformada por cuatro funcionarios: Diana Bustos, Jaina Badel, Gustavo Ulcué y Jorge Pulecio, dos líderes indígenas Omar Cubeo y Tobías Muca y un experto navegador de raudales en noches siderales Vicente Perea. Quienes navegaron entre el 16 de noviembre y el 16 de diciembre los mejores senderos y las duras memorias de la Gente de Centro.
Al salir de la inmensa “maloca viva”, ya no eran sólo la Comisión de la Verdad, ahora son parte de la “Comisión de la Realidad”. Así los bautizó el abuelo Juan, un yucuna que quería contar algo más que la pura verdad.

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